10 de marzo de 2016

Tell me what you see...

   Hillary acarició el espejo con delicadeza, recorriendo lentamente con el pulgar los símbolos que decoraban el marco. Entonces volvió a escuchar la voz de Bagayhú.
La primera vez había sentido miedo, como cualquier persona en su sano juicio. Sin embargo
, las palabras que decía esa dulce voz que tan bien la conocía no podían provenir de nadie o nada malo.
Pese al cosquilleo en la boca del estómago, Hillary pensaba que esa, y no otra, era la voz se su ángel de la guarda.
Nada podía salir mal por seguir su consejo.

Relato de Diego A. González Reinfeld



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